Hace más de cincuenta años, en el corazón de San Miguel de Tucumán, nació nuestra vocación notarial impulsada por la convicción profunda de que el ejercicio del notariado debía ser, ante todo, un acto de responsabilidad, integridad y servicio.
Iniciamos junto a la escribana Hebe Amalia ORLANDO, en su Registro Nº 10 (uno de los primeros en Tucumán), quien desde sus inicios se destacó por su rigor profesional y su respeto por la palabra empeñada, la escribanía comenzó a tejer una relación sólida con la comunidad, basada en la confianza, la transparencia y la cercanía.
Con el paso de los años, el escribano José Alberto ORLANDO, concurso por un registro Propio, el actual Nº 50 y aquello que nació con el aprendizaje y el consejo de la antigua Titular, fue creciendo en una nueva generación que supo heredar no solo un oficio, sino una verdadera vocación. La ética profesional, lejos de ser un lema vacío, fue y sigue siendo el pilar que sostiene cada acto, cada escritura, cada consulta. La familia ORLANDO entendió desde siempre que el rol del escribano trasciende el papel y la firma: somos guardianes de la legalidad, mediadores de acuerdos y constructores de certezas.
Hoy, medio siglo después, La escribana María Susana BRAVO DE ORLANDO como Titular y José Paulo ORLANDO como Adscripto, continúan con el legado, incorporando nuevas herramientas tecnológicas y procesos modernos, sin perder jamás la esencia de lo que nos trajo hasta aquí. Seguimos trabajando con la misma dedicación, en el mismo lugar donde comenzó todo, acompañando a nuestros clientes en decisiones que marcan sus vidas: la compra de su primer hogar, la constitución de una empresa familiar, la elaboración de un testamento, o la celebración de un contrato importante.
Nuestra notaría está conformada por personas humanas y comprometidas. Mantenemos un contacto directo, personalizado y empático, porque sabemos que detrás de cada trámite hay una historia única, y nuestro deber es tratarla con el respeto que merece.
Trabajar con nosotros es elegir una escribanía que no sólo tiene historia, sino también futuro. Un futuro que se construye cada día con honestidad, estudio constante y un compromiso inquebrantable con el valor de la palabra escrita.